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133 Cómo se hace un poema
La cosa es bien sencilla: mi voz es solo un eco. No sé muy bien en qué nivel del mar tiene su origen. Como todos los ecos, viene multiplicado y excesivo. Entonces ebrio, tenso, codicioso, echo y echo las redes y acumulo. El resto ya es trabajo de tijeras sobre el montón de peces que boquean y sobran, pues no son sino palabras -conservo estos dos versos últimos como ejemplo-. Ya veis que soy un pescador salvaje más que un orfebre licenciado en peces. He nacido en el límite, el mar me ama, su ritmo me acompaña a todas partes y me regala estas curiosas cosas. Me gustan, porque son tan tiernamente inútiles.