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134 Trampas y refugios
Voy a merodear cerca de tus trampas por si quieres hacer como que me encuentras y saltar a encerrarme entre tus brazos. Voy a acercarme a tu universo de jadeos y caricias, me dejaré caer en el pozo, deslizaré mi barbilla enervada por los rubios trigales, me acostaré en las colinas de la ciudad santa, de tí, mi Jerusalén, mi Medina, mi Roma, mi Hiroshima. Atravesaré todas tus puertas, te conoceré enteramente, pasearé tus calles, me dormiré en tus sombras, subiré a las rosadas cumbres de tus montes a desatar los manantiales. El agua correrá como leche por tus huertos para los jazmines y los manzanos. Barreré tus altivas colinas con mi lengua, una larga agonía de gozo las limpiará. En todos tus lugares sagrados sacrificaré frutas, perfumes, dedos, canciones susurradas bajo sábanas húmedas. Buscaré mi dicha en tus laberintos donde hay aljibes secretos bajo la luna y enramadas sobre cantos de pájaros. En tu centro sin fondo, sin número, ni pensamiento, ni dioses, ni caminos, ni alma, ni cuerpo, ni ciudad, ni sol, ni nada excepto noche larga y amor, solo ahí moriré. Y solo resucitaré cuando tú me lo pidas para empezar de nuevo.