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161 Nana para despertar
Amada, no estés triste. Es cierto que la luz no se extingue. Al principio los ojos no pueden soportarla mucho tiempo y se cierran. Nadie puede caminar sin descanso. Amada, no estoy triste pues, aunque estás herida y apenas me recuerdas, no me alejo ni un instante de tí. Se agotarán las lágrimas y buscarás mis ojos que estoy llenando de tu belleza inmóvil. Conocerás mis brazos que siempre te protegen. Y encontrarás mi boca que te susurra esta canción de cuna y que quiere aprender ese canto de ángeles que añoras, para que te despiertes siendo niña otra vez.