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342 Rastro de dolor
Sigue habiendo dolor algunas veces y cuando llega es nuevo y poderoso. Fuera de él no hay nada que se pueda mirar, como estrella fugaz en el cielo vacío. El alma se hace daño y se acerca llorando. busca aún y no encuentra el gozo del abrazo, o reaviva un resto de impaciencia, como si hubiera un reino que ganar. Pero ya estoy más cerca, la veo y la consuelo. Es todo más ligero y más breve y eterno. Y las piedras que llevaba en el pecho -sus armas y herramientas- ya no están.