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383 Dolor abierto
Que el dolor se me acerque de frente, siempre claro. Que me traiga si quiere sus lágrimas y gritos, la ira necesaria para que no me apaguen la tristeza, el desánimo, ni echen raíces el odio y el desprecio, ni surjan la impaciencia y la venganza y no me quede solo. Que pueda decir siempre o gritar mi dolor, y que no me avergüence, para que no se engañen ante mí, para que me conozcan los que me aman o podrían amarme. Así también, que ellos no me oculten sus heridas, sus sombras y sus miedos. Que sea yo digno de su confianza. Que ellos sepan que sé qué hacer con su dolor.