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385 Angel de la guarda mediano vende sus cosas
Este hombre que acaba de morir, a quien nunca pude ayudar, a quien no logré entender, me ha dejado su herencia. Tengo ahora una mano y medio corazón, enormes racimos de años verdes, una trampa sin cazador, zapatos que no saben andar en línea recta. Un lápiz que dibuja espirales, pero le salen círculos, un papel que contiene lo que ignora, un amor que termina donde empieza, una eternidad en forma de pregunta, un infinito ni grande ni pequeño, una pared llena de puertas y ventanas. Una muerte que brilla, una vida que sangra un poco cuando llueve, un ojo claro, un ojo oscuro, un día bueno, un día malo, una voz agradable, unas palabras secas. Un gusto por el riesgo, un misterio, una tristeza de naufragio, una jugada repetida por los siglos de los siglos. Lo vendo o lo regalo. Me pesa demasiado.