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54 La corriente
La corriente del río me llama y se despide. Canta y gime. Se enamora y se cansa. Se alegra y se entristece. Añora y abandona. En ella la envoltura del corazón que espera y sigue al agua se disuelve despacio. Pero su centro silencioso e inmóvil permanece radiante, generando la vida, vacío de cualquier otra cosa.