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70 Abro la puerta
Ya que no está en mis manos darte la vida, abro la puerta hoy para dejarte libre. Para que nunca vuelva la tristeza a tus ojos. Para que no se cierre definitivamente tu sonrisa. Para saber que el aire se mueve por tu vida y caminas y llegas a donde quieres ir. En cuanto a mí, quede abierta la puerta para siempre aunque nunca se cierren las heridas, ensanche el sol las grietas del tejado y que pueda aprender a dormir bajo el cielo. Que vengan los que quieran a llevarse las piedras. Sea todo mi mundo escuela bulliciosa de pobladas colinas y se llene de hierbas y madrigueras. Y sea yo aprendiz de todo ser que ama y canta en la tierra. Piérdase la memoria de esta marea. Y si aprendes también la danza de la vida, que pasen tus caminos por mis alegres ruinas.