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220 Tu libertad
Cada mañana me daba un baño perfumado de palabras. Rezaba por tu libertad y me sentía bien. Justificado, generoso y bello. Así mentía el corazón mezquino, ocultando el deseo en velos de respeto, sin conocer su propio temor a tu rechazo. Ahora que te apartas unos pasos veo la altura de tu libertad, que nunca necesitó oraciones y por fin puedo amarte como eres.