Atrás
229 Izar
Tus ojos desde siempre han brillado en el cielo. Desde siempre en el templo resuena tu voz clara. Tú sabías muy bien desde el origen cómo llamarme, cómo despertarme. Nunca hubo distancia entre nosotros. Muy bien te conocía. Todos mis protectores antes que yo te amaban y me hablaban de tí, para quien es la casa abierta que construyo con las piedras lavadas de mis ruinas. Izar, ya no te veo, pero veo desde tí Tu mirada en mis ojos se hace mía y regresa a los seres familiares. Este corazón viejo tuyo y mío que por fin se completa y se arranca a cantar saca la vida de donde la escondía y rebosa palabras de consuelo. Unas manos como estas que se unen y al fin se reconocen han encontrado fuerza y ternura en un instante. No buscan ya una en otra descanso. Saben que es imposible morir y separarse. Y abrazan toda vida doliente que se acerca.