Atrás
318 El tiempo del miedo
Cuando llegué a creer que no existías, crecieron nudos en la voz. Oscuras espirales de humo suspendidas en el aire pesado. Era un muro la piel. Por las puertas abiertas no se podía salir. Alrededor crecía el enemigo y no habría belleza nunca más. Así volví a ser ciego y busqué un agujero de salida. Pero no había muerte ni descanso, pues sin tí no podía ni siquiera morir. Y desde algún lugar en que no pude verte, para salvarme, para no perderme, me diste de tu vida y recordé.