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349 Camino Ardiente
Tu fuego es para mí. Con él se va quemando lo que sobra y yo asumo el dolor y disfruto el espacio creciente en el que vivo. Pero lo que de mí sale a los otros sea un tibio soporte de la vida, una luz de consuelo y compañía. No sea dura mi voz. Tu afilada palabra es para mí y al herirme de amor con todo me reúne, pero sea mi voz de amistad y acogida y pocas mis palabras. Que una la mano con el corazón tu toque que derrumba las murallas y así mi mano sea solo caricia. Que la luz de tu rostro, esa luz que me mata y me rehace, se transfigure en mí como abierta mirada de acogida.