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362 Fuego lento
Las luciérnagas mudas del verano se pierden con las chispas de la hoguera, rondan los restos de esta ropa vieja que se quema en la noche del amor. De mis casas y gentes, objetos y artefactos. De todas mis ideas, de todos mis intentos. De todo lo querido, de todo lo buscado. De todos los caminos, de esta confusión mía, de esta ambición de ser, está quedando solo la pequeña alma amante desnuda. Todo lo demás era para tí, para que sea el cuerpo de tu tierno vacío, y que le des la nueva forma que prefieras. Y mis últimas luces se apagarán despacio en el azul profundo que proteges. Yo quedaré cumplido, dispersado en ceniza y gratitud al día que me diste.