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98 Las leonas
¿Oís, hermanas, la canción lejana? Nunca se calla, porque está en la sangre. La brisa de la noche trae un rastro de caza prometida. Lluvia que azota enormes extensiones de hierba. Tempestades que incendian el horizonte y cierran los caminos igualando el valor de las vidas. Aromas que nos llaman, oscuros movimientos. Latidos que traicionan la posición de corazones tibios. Los juegos de los niños sobre el cuerpo de víctimas ganadas con esfuerzo. Es el hambre, que ya no recordamos pero vuelve a movernos siempre con ligereza a través de los túneles de rejas hacia el espacio abierto.