Poemas

1 El esplendor del Rey

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4 La delicada claridad

La delicada claridad.
El suave viento que eres
en el fondo del cuerpo
y en el cuerpo del mundo.
La alegría final de la certeza.
Reconocerme vivo,
desprendido y completo.
El corazón tranquilo.

73 Tiempo de espera

Hablábamos ayer del misterio del tiempo.
Hoy es tiempo de espera
y echo en falta tu voz.
Ahora cada uno está en sus cosas
y el viento de septiembre me pregunta
si mañana estarás al otro lado,
si yo podré cruzar para encontrarte.

77 La gracia que esperabas

La gracia que esperabas
no era al fin un regalo delicado
ni un expolio.
No le da ni le quita nada al mundo.
Solo aparta la venda de los ojos.
Limpia y deshace la ilusión
y desposee de su poder al miedo

79 Ahora que estoy vivo

Ahora que estoy vivo
Ahora que soy libre
Es mi deseo verte
Mientras la luz aumenta en tu mirada
Ahora que renaces
Y te atreves otra vez a cantar
Envolverte en mi ropa transparente
Que los seres hambrientos no te vean
Tampoco el que yo mismo llevo dentro
Verte crecer
y ver cómo te abres a la vida
Oir esta alegría de tu voz para siempre
Ver cómo reconoces lo que es tuyo
Y caminar contigo
Hasta que reines en tu libertad
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2 Circo

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17 Los caballos

Os he visto moveros en la hierba,
elegir los bocados.
Aparearos, danzar, parir, amamantar,
luchar y reuniros para el sueño.
Correr sin horizontes,
jugar, dormir, callar bajo la luna.
Reflejar las estrellas en los ojos.
La libertad tenía vuestra imagen.
Y yo era con vosotros uno más.
Uno libre y eterno.

Hoy ha sido otra cosa.
Hoy ha sido vergüenza.
He pagado por veros
atados y encerrados.
He pagado por veros
fingiendo ser caballos.
Sometidos y haciendo
cosas que no son vuestras.

He sentido vergüenza.
Después he visto claro.
La libertad no importa.
Importamos nosotros.
La eternidad no importa.
La belleza no importa.
Las ideas no importan.
Solo importáis vosotros.

Solo quiero no atar,
no dañar, no encerrar.
No enseñar, no guiar,
no usar, no redimir.
Hablar lo imprescindible.
Alejarme del oro.
No hacer más que la vida.
No hacer más que el amor,
la lucha, el sueño, el juego,
la presencia, el contacto.
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3 Canciones y coplas

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8 Anuncio del invierno

Las uvas del amor no han madurado.
Bajo la nieve están todas las flores
presas de los enigmas del pasado.

Acallando mi voz enamorada,
el viento se llevó las amapolas
a poner su color en otras caras.

Lejos de tí se posará el invierno
sobre el cuerpo vacío y desolado
y dormirá el jardín lejos del cielo.

Así está bien, irás por tu camino.
Encontrarás las fresas del futuro
y beberás el vino y el rocío.

Alegre te verán mis madrugadas
en la distancia que es nuestro destino
darle vida a los cielos de otras playas.

Llévate con mi amor toda la fuerza
de mi voz, mi esperanza y mis anhelos,
que sirva para abrir todas tus puertas.

Aún hay algo que quiero. Ser tu amigo
para escuchar tu voz de vez en cuando
por la tortura de sentirme vivo.
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4 Viejos límites

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5 Expulsados

Solo un día estuvimos
cerca de las estrellas,
respirando el espacio.
Nos vimos en lo hondo
y quisimos entonces
guardarlo para siempre,
ser sensatos, pensar en el futuro,
respetarnos, construir.

Oh Vida, dime ahora
¿Por qué volvió a cerrarse el jardín?
¿Por qué el futuro no ha llegado?
¿Cómo supo ocultarse la mentira
para entrar en nosotros?

12 Querido Leonardo (Cohen)

Ahora que yaces y te extiendes
y todos los obispos y rabinos y monjes
y las monjas rapadas
te dejan descansar,
ahora que no puedes defenderte,
a título personal te declaro
Maestro Iluminado de la Incertidumbre.
Aunque no de manera definitiva,
pues sé que mereces mejor epitafio;
a alguien se le ocurrirá algo.

Pero ahora ya me he dado cuenta
gracias al Poder de la Atención Serena
de que todas las capas de la cebolla
comunican directamente con la vida
y también entre ellas.

Y sé que, poco a poco,
toda la luz que encierran tus billones de células
subirá por los tallos de la hierba
dispuesta a componer nuevos seres vivientes,
quizá con ganas de cantar de nuevo.

Así que, por favor,
aunque tu perspectiva actual modifique tu visión,
aunque hayas encontrado una repentina claridad,
aunque hayas quedado limpio de dudas,
o aunque mucho te tiente hacer una pasada cerca del Black Label
no vayas a empezar ahora a hacer el fantasma
y no se te ocurra venir a matizar
ni uno solo de tus versos,
y mucho menos a cambiar
una sola nota de una canción,
ni una de las doradas vacilaciones
que has dejado grabadas en mi memoria,
para que no tenga que cambiar mi decisión
y me pueda sentar en tu jardín,
donde vive la mujer de mi vida
con todas las demás
que también sedujiste sin poder evitarlo,
como lo hacías todo.

17 Agradecido a la poesía

Estoy muy agradecido
al desapego formal y normativo
de la poesía actual
que en este momento me permite
decir exactamente lo que pienso
de ese muro cabrón que me sonríe
delante de todo
lo que quiero alcanzar.

29 La mentira interior

Quise creer en tí,
pues arrastraba demasiada carga.
¿Quién era este milagro
que me había deshecho en pocos días?

Me vacié cediendo a mi deseo,
oyendo claramente
lo que no habías dicho.

No fue posible
dar vida mucho tiempo a la ficción.

Queda un hueco que duele
en el lugar central
y no quiere recibir nada más
que no seas tú misma.

Ahora, mi costumbre suicida
de quemar toda la ropa vieja
me traiciona otra vez.

Aunque me gustaría
encontrar algo útil
para sobrevivir en este tiempo frío,
desnudo seguiré.

Para darme valor diré que ahora,
al despertar de tí,
camino más ligero.

42 Corazón cautivo

Por lo común
el corazón del hombre es denso como el plomo
y por eso desea
alcanzar la morada de las águilas
y en su lucha impotente se pervierte
construyendo burdeles, oficinas, catedrales de fuego.

Yo sin embargo soy incapaz de eso.
Tengo al enemigo
encerrado en mi jaula de palabras.
A él le gusta cantar, desde el primer aliento
y lo alimento con cualquier poema que me sobra,
con fugaces visiones,
mentiras o verdades que imagino.
Así lo tengo activo y no hace daño.

50 Soy reciclable

Estoy contento, cumplo los estándares
y normas del espíritu.
Me lo ha dicho el espejo.
Todos mis materiales son reutilizables.

Las distintas sustancias químicas,
los soportes sutiles,
todas las ilusiones,
sentimientos, ideas y emociones,
incluida esta torpe premonición de amor
que me arrastra y confunde.

No habrá nada que sobre,
todo quedará limpio.

Así que cuanto antes,
libre ya de esa carga de sospecha,
pongo todo a la puerta
y podéis acercaros a coger lo que queda.

78 La primera rosa

Dijo que ya era tuya
y no quise cortarla.

100 La brisa

Una brisa tranquila,
poderosa y constante
deshace los castillos
que levanto en la playa.

El agua vuelve al agua
y la arena a las dunas.
Yo me quedo mirando
cómo cambian las formas.
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5 Haikus de la campana

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1 Dos peces

Entre las algas
Dos peces que se buscan
Mueven el agua

19 Lluvia

Primeras gotas
El olor de la vida
Sube del suelo
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6 La pradera

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1 La pradera

Es una tarde quieta. La pequeña pradera, un claro en la floresta protectora. Pájaros que negocian. Rumor de agua. Algunas nubes blancas sobre el cielo radiante.

La cierva joven ramonea tranquila la hierba de la orilla. Ha nacido ya libre. No conoce ningún peligro serio. La chatarra oxidada de un coche junto al río no significa nada para ella. Algo como los troncos caídos de los árboles viejos.

Los grandes ojos negros la llevan al azar, de bocado en bocado. No tiene prisa. Hay comida bastante.

La chica que la mira desde lejos se acerca en calma, confiada. Ni siquiera le preocupa hacer ruido. Una rama partida al caminar levanta la cabeza de la cierva. Pero ella sigue andando. La cierva siente curiosidad, pero se queda inmóvil, las orejas erguidas y orientadas, siguiendo con los ojos a la chica.
Ella se acerca más. Ha sacado un racimo de bayas azules del zurrón. No hay muchas de estas por aquí. Se ha sentado en el suelo y espera con paciencia. Le tiende la mano con el regalo. El animal se mueve despacio y alarga el hocico tembloroso. Olfatea. Todo está bien. Vamos a comer esto.

Prueba un tímido bocado. Está muy bien. Sigamos.

Pero entonces, un ruido que no encaja. Un sonido de ramas que se quiebran, muy cerca, muy fuerte. Levanta la cabeza, tarde para escapar. La sombra rápida se abalanza. Todo acaba en un salto y un chasquido.

El tigre come la carne caliente. Mirándolo con la cabeza un poco ladeada, aún sentada, la chica acaba con las bayas azules y espera. Cuando el animal levanta la boca enrojecida, se levanta y le abraza. Se rozan, se sonríen. Murmuran sus palabras de amistad.

La chica ha ensillado a la bestia con una vieja manta y unas correas. Ha montado a su lomo y juntas han trepado esa ladera hasta la cima. Se han detenido y miran el crepúsculo. Contemplan embebidas la belleza invariable del cielo sobre el mundo. Contemplan serias los infinitos matices de la luz que se escapa. Contemplan con nostalgia las sombras grises y negras de la vieja ciudad abandonada.

Las ruinas cenicientas y mordidas contemplan orgullosas a sus hijas.

2 La chica

Ella duerme junto a mí, como cada tarde, tumbada de costado sobre la hierba, bajo las ramas quietas. Completamente relajada en el calor, en este silencio que reúne el de miles de pequeños seres. Me gusta adormecerme así, asegurándome de que está viva y me sigue protegiendo. Las criaturas terribles de mis sueños no tendrán a su lado ningún poder.

Han pasado seis inviernos desde que nos encontramos. Recuerdo haber pasado mucho frío, mucha hambre y mucho miedo. Recuerdo la noche en que me rendí y cerré los ojos deseando no volver a abrirlos. El cansancio infinito, el desánimo, la entrega a la tierra. Y luego, lo negro sin tiempo. Y después, una sensación tibia en la espalda y un sonido grave, tranquilizador, como el ronroneo satisfecho de mis gatos cuando aún nos acompañaban, antes de que dejaran de ser mascotas y se convirtieran en comida. Entonces abrí los ojos.

Me acostumbré a dormir acurrucada contra ella, rodeada por ella, entre sus patas y su cálido cuerpo, donde no había frío, ni miedo, ni soledad. Ni hambre, porque esa primera noche reaprendí a mamar. Supe que ella también necesitaba que la aliviase de esa manera. Estaba claro que acababa de perder a sus cachorros y yo me había presentado allí para sustituirlos.

Era imponente, enorme. Estirada en la tierra al descansar era el doble de larga que yo. En su boca podría haber entrado mi cabeza. 

Era fuerte y segura. Ningún ser del bosque podía sostenerle la mirada. Solo yo. 

Era silenciosa y, en el bosque, invisible. Las luces y sombras de su piel se fundían con las de los árboles y la hierba alta. Se acercaba a sus presas muy despacio, con una atención perfecta y paciente de todo el cuerpo y ellas no podían percibirla hasta el salto final, cuando casi ya no había tiempo de escapar.

Era suave y sensible. Aún lo es. No una máquina terrible de matar, sino un milagro de belleza y energía, de equilibrio y delicadeza.

Nunca hace nada contra los animales pequeños. Ellos lo saben, porque se acercan sin cautela , como si no estuviéramos ahí. O quizá sintiéndose protegidos en su presencia. Al principio esto me sorprendía mucho, pero tampoco yo misma me había asustado al despertar aquella primera madrugada y ver sus ojos brillantes fijos en los míos.

No. Con ella siempre me he sentido segura. Me acompaña y me guía apenas sin hacer, solo con su presencia. A mi alrededor se había agotado la vida y dentro de mí se había extinguido la confianza. Entonces vino ella, como una parte desconocida de mí, a despertarlo todo y a revelármelo todo.

Y todo es tan sencillo. Las muchas cosas que antes amaba, temía, anhelaba u odiaba, desaparecieron y ahora son recuerdos que me hacen sonreir. Y mi atención está solo en lo inmediato de la vida. Y en ella, que es la mano de la vida.

He crecido con ella y aún crezco y cada día soy más fuerte. He aprendido a cazar junto a ella. Y ahora veo el modo de ser útil y expresarle con hechos mi gratitud. Sus fuerzas van menguando y también va perdiendo la vista. Ahora necesita mi ayuda para encontrar la presa. También para acercarse más que antes, pues su salto es más corto. Y día a día, conforme avanza su deterioro, encuentro nuevas formas de ayudarle.

Ella lo sabe. Cuando quiere cazar se levanta y me mira. Se queda quieta mirándome, con el cuerpo apuntando hacia los árboles y la cabeza vuelta hacia mí. Me espera. Solo entonces se comporta así. No me necesita para nada más. 

Entonces dejo que mi atención se abra, empiezo a andar y busco. Despacio, dejando que mis pies sean tierra con la tierra, como hace ella. Me sigue a algunos pasos de distancia guiándose sobre todo por el oído pues, aunque yo no oigo mis pasos, ella sí.

Cuando veo a la presa me detengo y empiezo a avanzar de otra manera, que ella detecta de inmediato. Procuro agacharme y mis gestos son cortos y muy lentos, solo un brazo, una pierna cada vez y me detengo, hasta que sé que ella ha localizado a la víctima. Entonces ya no avanzo más y espero. Lo que queda es ya solo para ella.

Si al acercarme cometo un error y quiebro una ramita o desplazo un guijarro alertando al animal, a veces este no se alarma tanto como para saltar y huir y se queda mirándome indeciso. Entonces me relajo para cambiar de táctica. Miro alrededor y busco algo que ofrecerle, un bocado apetitoso, casi siempre una fruta o un puñado de bayas. Procuro llevar siempre algo así en el morral. Muchas veces esto funciona, porque desde hace tiempo han desaparecido las amenazas en el bosque y creo que ahora solo ella necesita animales grandes para sobrevivir. Muchas de las presas nunca se han cruzado con un depredador. Así que me muevo con naturalidad y confianza y le ofrezco el regalo. Casi siempre acaba acercándose y lo coge. Un instante después mi compañera cae sobre ella.

Sé que todo esto acabará. Pronto será incapaz de terminar la caza y yo tendré que hacerlo en su lugar. Lo haré, aunque aún no se me ocurre cómo. Le daré todo el tiempo de vida que pueda y estaré a su lado cuando muera. Cuando la siento dormir a mi lado, pienso en ello y me inunda la tristeza. Pero cuando despierta y sus ojos serenos me buscan, no hay tristeza posible.

Mientras pueda, quiero fijar sus ojos en los míos, seguir aprendiendo a mirar como ella mira, como me miró aquella noche alejando el miedo para siempre. Vivir como ella vive. Sin escaparse nunca hacia ninguna cosa imaginaria. Ella está siempre aquí, siempre conmigo. ¿Acaso cuando deje de respirar se irá? ¿O será ese el momento en que consiga entrar a respirar en mí, ya para siempre?

3 La fiera

Hay un olor humano y también huele a miedo. El miedo de mis hijos. Y ellos no están aquí. 

Recorro las sendas que conocen y no encuentro su rastro. No responden a mi llamada. Y yo grito más fuerte, más de lo que es prudente. 

Nada. Solo su olor muy tenue, junto al olor del miedo. Pero no sobre el suelo, sino pegado a las ramas bajas de los árboles. Hay que ir más aprisa. Los llevan por aquí.

El olor del hombre es un rastro en la tierra, en la hierba rota. Un rastro apresurado. Hay que ir más aprisa.

Este rastro lleva a las ruinas grises, a la vieja ciudad. Allí se esconde el hombre. Hay que impedir que lleguen. Más aprisa.

Correr, correr. Antes de que lleguen. Quizá habrá muchos hombres. Débiles y cobardes. Quizá pueda... Pero no. Más aprisa. Quizá... Antes de que mueran.

Ahí están las ruinas. Y el rastro se confunde con otros muchos. Tarde. Tarde. No puedo entrar con la luz del día. Conozco el peligro que esconden las ruinas. Solo una vez me atreví a entrar, cuando ya la ciudad había quedado derruída y silenciosa, después de las grandes luces y los estruendos y el humo, después de que los hombres dejaron de salir de ahí corriendo o arrastrándose para desaparecer en el bosque. Entré y avancé un poco entre los montones de tierra y destrucción, pero no pude soportar la opresión y el enorme grito silencioso de horror que lo cubría todo. Sé que nada puede vivir ahí con vida verdadera.

Pero ya estoy entrando. Por respeto a la vida. Antes ya entré una vez. Antes ya entré una vez. Recorro los caminos que recuerdo, extremando la prudencia. Aparecen los rastros y enseguida se pierden. Avanzo sin seguridad. Paso y repaso por los mismos sitios. Siento pequeñas vidas que se esconden de la luz. Pero no están mis hijos.

Me oigo gritar. He gritado mucho. He recorrido toda la ciudad gritando fuerte. Si estuvieran aquí, habrían contestado. Es peligroso. Pero no he visto hombres.

No volverán. Pero yo esperaré a que llegue la noche. Quizá... Volveré al sitio donde los dejé. Esperaré. Me duele todo. Allí me tumbaré. Esperar. Dormir... para siempre... dormir. No están. No volverán. Dejarme caer. Dormir. Para siempre. Dormir.

La luna grande. Ya no estoy cansada. La leche crece mucho. Casi duele. Necesito que vuelvan. Los buscaré otra vez. Quizá... Buscar. No las sendas de siempre. Buscar entre los árboles. Buscar en el barranco. Buscar en todas las sombras. 

Aquí está otra vez el olor. Olor humano, pero también el olor de la presa que se entrega . Quizá... Buscar... Cerca... Me acerco despacio... No. Es un olor más suave, no es el mismo humano... En esa sombra... ¿Duerme? Más cerca... Es un cachorro. Una cría humana. Tiene miedo. Tiene hambre. Tiene frío. Está perdida. Duerme, sí. No es peligrosa. No es comida. Es un cachorro. La leche crece más. Duele. Me tumbaré con ella. Quizá...

Tiembla. Está fría. Yo estoy ardiendo. Descansaré con ella. Tiene la piel muy blanca. La luna se esconde. Aquí viene la gran oscuridad. Quizá... ¿Cómo será su voz? Tengo sueño otra vez.

La luna está ciega y no puede avanzar por el cielo. Llora y grita de miedo y yo grito con ella. Se vuelve gris como las ruinas. Dos pájaros escapan de mis ojos. Vuelan aprisa hacia la luna enferma. Ahora la luna tiene otra vez la cara blanca y resplandece. Me mira y sigue andando por el cielo. Me despierto. El cachorro se mueve. Levanta la cabeza y me mira. Sus ojos son muy grandes y brillantes. Ya no huele a miedo. Creo que me llama. Creo que tiene hambre.

4 La víctima

Camino como mi madre me enseñó. Todo está entrando en mí, como ella me dijo que un día pasaría. El cielo, el canto de los pájaros. La hierba. Es una tarde bellísima. Es como sé que debe ser.

Me dijo que para esto he nacido. Para disfrutar esto. Para ser parte de esto. Voy avanzando a pasos cortos por la hierba. Comiendo los mejores bocados, que se me ofrecen abundantes. La tierra es mi madre. El aire me acaricia. El sol me ama. Me siento ligera. Como ella me dijo. Solo fue mi madre un tiempo. Ahora conozco a mi madre verdadera. Ha estado siempre aquí, conmigo. Ahora puedo verla.

También me dijo que cada día es nuevo, cada bocado es nuevo, cada dolor es nuevo. Que todo es nuevo porque todo termina. Todo muere para que todo viva. Me dijo que moriría en cada momento de alegría, que nacería en cada momento de dolor. Me dijo que aprendería a vivir así. Que cada día hay mil muertes y nacimientos de mí misma. Que la gran muerte es la puerta del gran nacimiento. Que ella moriría para estar siempre presente. Y que yo también moriría para descubrir la vida. Que la hierba, el sol, la tierra y el agua ya están dentro de mí, y yo podría ver esto viviendo en cada una de estas muertes, las pequeñas y la grande.

Ayer recordé todo esto  mirando la luna llena antes de dormir. No solo recordé los hechos, el afecto, las palabras y la muerte de mi madre. Mis ojos recordaron que son el sol que ilumina el mundo que veo. Ahora vivo todos los momentos de mi vida en este único momento. Ahora camino y acepto en mi boca la hierba, en mi piel el calor, en mi oído el sonido de la brisa y el canto de los pájaros, en mi pecho la sangre que golpea con energía y avanzo sin temor hacia el racimo de frutas azules y brillantes que se me ofrece. Ha venido a traerlo la chica que protege a la vieja tigresa. Sus ojos están llenos de gratitud. Su corazón, como el mío, está en paz.

5 El hombre

Hace muchos días que no veo a nadie. Es un alivio después de tanto miedo. Puedo seguir aquí, razonablemente seguro. Toda la ciudad es mía. Se podría decir que soy un rey. El último rey de esta ciudad. Y no hay nadie que pueda complicarme la vida. 

No lo he hecho nada mal. He sobrevivido. Primero a la repentina destrucción. Luego, al caos de los primeros días. Después, a los merodeadores del bosque, los lobos que bajaban a cazarnos. Por fin, a la soledad y la locura que la acompaña. Aprendí a esconderme y esperar con paciencia las oportunidades. Los lobos se han cansado de buscar. Ya no vienen. Solo de vez en cuando los oigo cantar, muy lejos. Algo tendrán que ver los grandes tigres. 

Soy como una serpiente. He aprendido a permanecer inmóvil y silencioso, invisible en las sombras donde nadie buscaría comida. Pero hay comida en casi cualquier sitio, si tienes paciencia para buscarla y esperarla. Hierbas, raíces enterradas, agua entre las piedras, flores. Ratas, gusanos, insectos que se arrastran. Intento sobrevivir solo con estas cosas, pero de vez en cuando me atrevo a salir de las sombras y me adentro un poco en el bosque, para buscar un cambio en el menú. También para tantear las posibilidades de marchar un día de esta zona y buscar otras personas, para volver a ser una persona, y esto me provoca tanto miedo como excitación.

Sin embargo, cada día que pasa dudo más de que ahí fuera pueda esperarme algo parecido a la antigua vida. De todos los que se fueron, nadie ha vuelto. Antes observaba el cielo buscando las estelas blancas de los aviones, pero nunca volvieron. Quedan algunas luces moviéndose entre las estrellas en el cielo nocturno. Son ya muy pocas y supongo que se irán apagando una tras otra. Son los restos de los artilugios mecánicos que pusieron en el cielo, para hacer cosas que ya no tienen sentido.

También observaba mi mente en busca de respuestas a las antiguas preguntas. Pero ya no hay respuestas. No hay señales de vida humana en ningún sitio, fuera o dentro de mí.

He dejado de hacerme preguntas. Solo sobrevivir al día de hoy. Comer. Dormir. Vivir un día más. Pero hay una pregunta que persiste y es cada vez más fuerte. ¿Quién soy ahora que ya no soy un hombre?
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7 Libres de ir y venir

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13 Una pequeña planta

Una pequeña planta,
apenas una gota,
un trazo de agua verde
está brillando
en medio de lo seco.

35 Para volver atrás

Para volver atrás
Podrí­a darlo todo
Pero no tengo nada

La vida se resume
En un punto vacío
Donde nada se elige

Me devuelve dolor
Cada vez que pretendo
Negociar mi deseo

Entonces me despierto
Y en el espejo oscuro
Solo veo la vida
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8 Plegarias del cuerpo

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22 Dónde estoy

Contigo.
Junto a tí.
Cerca de tí.
A tu lado.
En tí.
Dentro de tí.
Alrededor de tí.
Disuelto en tí.
Lloviendo gotas de tí.
Vestido de tu cuerpo.
Siendo el sol que te alumbra.
Siendo el mar que te inunda.
Recibiendo la vida que te doy.
Gozando tu alegría.
Viendo cómo me ves.
Sabiendo lo que sabes.
Conociendo tu historia.
Siendo el hueco que habitas en el aire.
Diciendo lo que no puedes soñar.
Calentando el vértigo de tus últimos miedos.
Aquí,
donde te llama el horizonte,
donde todo te ama
y no hay ningún peligro que te pueda tocar,
donde la vida espera sonriendo a que vuelvas.

48 Díselo tú

Díselo tú, Señora de la Luz,
Tierra fértil de amor,
Destructora de Jueces.
Quiero todas sus lágrimas,
sobre todo las que se quedan frías
y forman las agujas que pesan en su vientre.
Las lágrimas que nunca puedo ver
esclavizan y aíslan mi dolor.
Dile que me las dé,
porque sé lo que debo hacer con ellas.
Dile que lloro bien
y estoy llorando ya.
Dile que no me obligue a llorar solo.

54 He dejado la lucha

Se acercan con su fuego violento.
Agitan frente a mí sus armas y banderas.
Gesticulan y gritan.
Ya no saben qué hacer
para tumbarme,
pero yo sigo en pie.

He dejado la lucha.
He abierto los brazos
y permanezco inmóvil
para que todo pueda respirar.

65 Dolor cerrado

El dolor es mensaje necesario
y nadie tiene vida sin dolor.
Pero encerrado es muerte silenciosa,
ignorado es un Amo absoluto
ante el que no hay defensa.
Oculto es máscara de piedra
que impide el beso.
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9 Barrera sin puerta

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1 Vacío

A través de las puertas abiertas de la casa
Entra, se mueve, baila el vendaval como un niño
Rompe todos los muebles
Y no toca la frágil porcelana

2 El viejo, viejo zorro

El viejo zorro insomne
Ahora ya no busca entre las piedras
Sonriendo descansa para siempre
Ha llegado hasta aquí sin dejar huellas

Un minuto, una vida, muchas vidas oscuras
Se extinguen en un solo aliento vivo
Una estrella fugaz recorre el universo
Su breve luz jamás desaparece

3 El dedo levantado

Los seres transparentes ven el pájaro
A través de la cáscara del huevo

El final del estío grita de sed
En respuesta el arroyo se desborda

Algunas almas al borde de la muerte
Reciben esta rara forma de compasión

Bendito quien descubre que está solo
Bendito el salvaje rayo que inicia la lluvia

4 Extranjero

Este hombre
Que ha roto los espejos
Acaba de nacer

5 La boca

Con una palabra
El inocente te empuja al abismo
Boca a boca te devuelve la vida

Porque aún no aprendiste a caer
como cae la fruta madura
Necesitas este toque de ayuda

6 La flor

La flor está desnuda desde siempre
Pero muy pocos pueden soportar verla así
De padres a hijos se enriquece y transmite
El variado saber sobre la flor
Ha costado milenios deshacernos
De la verdad de la desnuda flor
Construir la memoria de la flor
Escribir los poemas de la flor
Analizar las partes, funciones y sistemas de la flor
Nombrar todas las flores
Averiguar todas sus cualidades
Sin embargo la flor impertinente
Sigue sin ropa, indiferente y muda
Y vive el que la ve
Y el que la ve la muestra
Y el que no la ve come palabras y tristeza

7 El día

Cuando termina el sueño me levanto
Me levanto
Hago lo que hay que hacer
Hago
A mediodía preparo la comida
Preparo la comida
Al terminar de comer lavo y recojo
Lavo y recojo
A media tarde paseo por el campo
Paseo
Algunas veces hablo con mis amigos
Hablo
Al atardecer me siento
Me siento
De tarde en tarde viene una visita
Estoy con ella
Cae la noche y me acuesto
Me acuesto
Cuando queda del día alguna cosa
Alguna cosa
La dejo en la corriente
No es mía

8 Reunir, separar

Es un juego
Como un rompecabezas
Unir las piezas
Conseguir la imagen
Ver cómo se deshace
Y olvidar
Este es el juego

¿Reunir y separar?
¿Mover y detener?
¿Lleno y vacío?
¿Soñar y despertar?

No

9 Buda No

Oh tú que sigues
Al Buda más excelso
Díme
Cómo usas el cuchillo
Para amasar el pan
Y no hablará ya más
Esta lengua cortante

10 Hambre

El que encuentra la despensa vacía
Acude al mercado

El que ha vaciado su despensa
Ha olvidado el camino del mercado

El que se entrega sin reservar nada
Vive en la inagotable riqueza

El que sabe lo que necesita
Es un verdadero mendigo

11 El guión

Tal vez te gustaría poder anticipar
Predecir, anunciar, profetizar
O mejor, que algún otro lo hiciera para tí
No hay problema, si lo buscas lo encuentras
Ese es el problema

Aún te conformas con lo que está escrito
Y oyes solo palabras
¿No habías expresado tu intención
De ser libre o morir?

12 Dos maestros

Si ya no eres un niño
Ten cuidado
No busques a cualquiera
En el espejo

13 Lodo de grandes palabras

En el Principio Todo
Provenía del Fin
Todo era Transitorio
Y surgía la Vida
De la Muerte
La Verdad Absoluta
Era un campo Vacío
Interminable
Se dejaba apresar
Por cualquiera
Sin Mérito
Pero con tanta Gracia

14 Aquí espera el dragón

Aquí espera el dragón
Su sonrisa parece una muralla

Diría que esos ojos como espejos
No piensan en ceder

No hay trazas de otras puertas
Y se espera que des un paso más
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10 Cómo deciros esto

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1 A los que están ocultos en sí mismos

A los que están ocultos en sí mismos.
A los que se agotan
en esfuerzo continuo
por ignorar.
A los que apenas sobreviven
bajo el peso de las falsas noticias.

No los pobres, los locos.
los tontos, los inútiles, los últimos.
No los que sufren abiertamente
y lloran, piden, gritan.
Estos son fuertes en la verdad y no se esconden.
La soledad de estos es verdadero abandono.
Es bien visible el sufrimiento de estos.

Más bien a los torcidos,
a los que no conocen su miseria,
que, en su mayor debilidad,
hambrientos,
intentando el poder que desean,
roban, matan o engañan
y aíslan a los otros
para añadir defensas a su alma.

A los siervos del miedo.
A vosotros,
tan profunda, tan sutilmente heridos
que no os atrevéis a mirar vuestro propio terror,
oíd que os digo:
Consolaos. Sed fuertes.
No perdurará la mentira.
No os sobrevivirá el mal.
No estáis condenados, ni faltos de amor.

Os levantaréis y volveréis al camino.
Ninguna sombra
recibió autoridad sobre vosotros.
Ya sois libres, ahora, en este instante.

No estáis solos.
Levantad la cabeza.
Abrid los ojos, ved a todos los seres
cuyo dolor hicisteis y os guía sin saberlo
para dar este paso necesario.
Pues os están llamando.
Son ellos los que pueden rescataros.
Así, dejad caer
las armas y murallas que os impiden vivir
y escuchad esos gritos.

Escuchad. Solo es esto.
Concedeos un tiempo de escuchar,
comprobad si son solo una molestia
o un ser de vuestra misma sangre
que pide ayuda.

El oído despierto abrirá el corazón.
El corazón abierto moverá la cabeza y las manos.
Inútil caerá
ese peso que no podéis llevar
y quedará por todos olvidado.

Y me veréis.
Veréis lo que ya sois.
Mis queridos hermanos.

2 Cómo poder dormir

Vivías intentando
construir una imagen aceptable.
Recogías pesados materiales
y encontrabas equilibrios dudosos.
Tu seca lucidez los desechaba de inmediato.
Nada considerabas aceptable.
Ibas detrás de un muerto.
Sufrías ocultándolo
en callada vergüenza.
Eran así tus días,
vacilantes entre el hambre y el miedo,
mientras buscabas
un capital de luz
que añadir a tus cuentas.
Estudiabas (en vano)
cómo poder dormir,
cómo escapar un tiempo.

3 Has abierto otra puerta

Desde que te conozco
solo tenía ojos para tí
y sin otra esperanza te seguía.
Pero hoy al acabar la jornada,
he visto tu mirada y ya no estaba solo.
La multitud de seres que te busca conmigo
ha encontrado cobijo
en un sitio escondido de mi vida.
Y has abierto otra puerta para mí,
para todos nosotros.

4 Lazo de amor

Vosotros
que no vivís del gozo,
y que os creéis perdidos
en la seguridad de la condena,
aislados y sedientos,
haciendo infierno
de este hermoso jardín.
Escuchad la palabra
que traigo del arroyo,
el sol, la hierba
y los pequeños pájaros
y vedme en el camino,
donde hago voto de permanecer
hasta veros erguidos.
Porque vosotros sois
el verdadero y único
lazo de amor que me ata.
Mis hijos, mis hermanos, mis padres,
mis maestros.

5 El árbol

El árbol es el árbol
y, como yo, tampoco tiene asiento en sí mismo.
Acaso ni los pájaros que duermen en las ramas lo conocen.
El árbol no es un signo.
No manifiesta nada.
No es su función comunicar ideas,
crear palabras ni colorear sueños.
Yo no le canto al árbol.
Yo no sé su lenguaje ni sé medir su tiempo.
En silencio lo respeto y admiro.
En su sombra descanso,
me apoyo en su firmeza
y me quedo dormido algunas veces
escuchando el rumor del aire entre las hojas.
El árbol está vivo y me acompaña
y su juego es mi juego.

6 El peregrino

El peregrino ha sido en otro tiempo
juez y verdugo
y un viento circular le devuelve a su tierra.

Pide perdón a todos
los que dañó.
Agradece en secreto
su propia inexplicable ligereza.

Ha vivido en sí mismo
cada lamento y soledad causados.
Así se reconoce
compañero de todos en el dolor
que volvió como llamas
destruyendo el engaño.

Sin entenderlo acepta
el misterio del deseo y sus víctimas.
Sus manos no preguntan y trabajan
en cada herida que se le presenta.
Día a día renueva, sorprendido,
la compañía, las tareas diarias,
la desnuda verdad del cumplimiento de la vida.
Y toda cosa que junto a él sucede
se ilumina en un cántico.

7 Todo cabe en tí

A menudo te llaman los seres de tu historia
o, cada vez que vuelves a pasar a su lado,
te reclaman aquello que hiciste o que no hiciste
y recoges de ellos cualquier resto de gozo y de dolor.

Aunque te gustaría mucho más
descansar en el vientre de la vida
y acallar esas voces que quieren arrastrarte.
Pero ahora ya todo cabe en tí
y encuentra su lugar
para volver después más transparente.

Y tú, ¿cómo podrías escapar de quien eres?
Sabes que es necesario
recibir cada cosa que queda sin cumplir
y devolverla al mundo conocida y amada.

Este ritmo eres tú.
Inspirar y espirar.
Ver el dolor y envolverlo en amor
con la luz que no es tuya,
siendo el aliento mismo
del mundo que te espera dividido.

Sin quedarte con nada.
Sin descansar en nada,
sino en el filo mismo de la vida.

8 A tí que nos desprecias

Crees que estás arriba
y que tienes derecho
a mirar desde ahí.

No sé si falta poco
o falta mucho
para que veas claro que te mueres
igual que los demás.
Pero se nota
que hoy aún no lo has visto

No importa.
Te agradezco
la imagen de contraste que me das.
Gracias por recordarme
que no estoy solo
Ni seguro.

Me ayudas
a ver a todos estos como hermanos.
Gracias porque me das
la libertad de mostrarme con ellos como soy.
Y facilitas
mi carencia absoluta de autoridad.

Este regalo
que me das sin querer
permite que a mis ojos
estés aquí conmigo.
Y no en el cielo
donde crees estar.

8 Soy como ellos

No soy ese que quiere
dominar por el miedo.
Pero soy como él
un corazón de niño
que desea ser visto.

No soy de los que quieren
que vivas asustado,
que te quedes en casa
viendo la tele.
Pero a veces estoy tan solo como ellos,
suplicando noticias

No quiero que obedezcas.
Que compres y que ahorres.
Y que te inyectes todo
lo que venga de arriba.
Muchas veces no tengo nada claro
y hago lo que no quiero.

No soy así pero no creas
que soy mejor que ellos.

Junto al amor,
a veces,
tengo dudas y miedo
y me tienta el dominio
y me falta respeto.
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11 Mini relatos

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12 La luz que ve

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6 Te amo

Te amo
Mi voluntad
Es ser innecesario
Para tí

12 Viene a la luz la sombra

Ahora que estoy ardiendo
Regresan a mi vista
Los restos desechados y negados
De todos mis temores
Exigen atención y me reclaman 
Una muerte más viva
Ser una chispa más en esta luz

24 Aire viciado

Abrí todo
Y entró la brisa fresca

Tan mal la amé
Que quise conservarla

49 ¿Qué sucede?

Si no tengo raíces
¿Qué hace aquí la nostalgia?
Si todo es soledad
¿A dónde va este anhelo?
Y si no te conozco
¿Por qué voy hacia tí?

71 Limpios

Limpio de expectativas
Abro ante tí mis manos
Sin saber para qué las necesitas

Llena de confianza
Abres las manos
Sin saber lo que ofreces

102 Esa parte de mí que no es una palabra

Esa parte de mí
Vive fuera de mí
En el fondo de mí
Como una luz que vé

Sin intención alguna
Se extiende y se disuelve
Canta desde las ramas
Sube desde la hierba

Camina por lo eterno
Sin mirar dónde va
Su paso marca el ritmo
Del corazón del mundo

Cuando lo sé, lo pierdo
No significa nada
No puedo recordarlo
Ni apresar su consuelo

La alegría que siembra
Deja sangre en mis ojos
La muerte que me trae
Los convierte en sonrisa
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14 El libro de Ascen

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1 Primero

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