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"Pájaro cautivo"
En el templo vacío
hago volar mi llanto
como un pájaro herido
que no sabe qué hacer con su libertad
y anhela su conocida jaula.
Ojalá pudiera, como siempre hasta ayer,
inventar variaciones de los mismos errores
y aplazar por un día la certeza.
Déjame fingir que puedo hacerlo.
Me estimulaba el roce de las pequeñas dudas.
Se parece a la vida que conozco.
Me gustaba elegir el edificio
o al menos el color de las paredes.
Podía atragantarme de esperanza,
masticar mis agujas de amargura.
Pero ahora me faltan materiales
incluso para un plano tan pequeño.
No veo pretextos para empezar nada.
Sé que terminaré durmiendo a cielo abierto
y a veces me da miedo.
Sí, me da miedo, tú ya me conoces.
Ya sabes cómo siempre me aferro a lo gastado,
cuánto me cuesta aceptar zapatos nuevos.
Aún así estoy contigo para vivir en júbilo y en riesgo,
aceptando esta luz dolorosa que llega por sorpresa,
tu presencia absoluta que reina en mi presente.
Estás en cada instante -aunque no quiera-
con la fuerza solar de una revelación,
sin que ante tí pueda apoyarme en nada,
sino aceptar la lluvia de fuego que me lava
y decirte Sí, quiero, acepto, amo.