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"Carta de despedida Para Alberto"

Vivías con esfuerzo
Para poder hacer las cosas más sencillas
Ponías atención en cada aliento
Seguir latiendo era la batalla sin tregua
A veces por pudor disimulabas
Querías ocultar tu frágil corazón
En certeras palabras
Que nos herían con su lucidez

Pero te conocíamos
Habíamos visto lo que te asediaba
Y te amábamos
Nos importaba más tu corazón sin límites
Que el corazón que se moría en tí

Muchas veces sabías y callabas
Casi siempre 
Lo  que mejor hacías
Era callar
Tu silencio
Hacía resaltar
La torpeza de todas las palabras

Apreciaba 
La lucidez de ese silencio tuyo
Que me inquietaba a veces
-A veces
Habría preferido que fuera de ignorancia-

Ahora no sabemos dónde estás
¿Estás en esa cumbre y nos esperas
Silbando el aire del atardecer
-Hablando el soplo del conocimiento-
Con tu flauta de caña?

¿Aún te mueves despacio?
¿Con tus pasos compruebas
Las proporciones de la casa eterna?
¿Tienes esa sonrisa divertida
Y medio borde? 
¿La fe de siempre?
¿Te impacientan nuestras vacilaciones
Y el ritmo lento de nuestras ideas?
¿Estás en las hormigas y en los gatos?
¿Escuchas?
¿Duermes aún?
¿O ya proyectas
Lo que vas a pintar 
En tu pequeña parte del tapiz
Si es que vuelves aquí?

Bien quisiera saber
Cómo reconocerte 
En futuros jardines o batallas
Cómo cantarte bien, sin ofender
A tí y a quien te llora

No lo tengas en cuenta 
Pasa por alto
Que no pueda decir lo que mereces
Está tu muerte demasiado cerca
Y de tu vida real -la cotidiana- solo sé unos detalles 

Acaso un poco más
Del amor y la alquimia del color
Los números y el orden del misterio
El respeto a tu cuerpo
Y a los distintos templos de la Vida
La cerveza y el vino en vasos de amistosa intimidad

Y la fidelidad y la ternura
El deseo de abrir e iluminar
Los espacios en que nos encontrabas

Y esas palabras grandes -dios, amor, libertad-
Que alguna vez tiraban de nosotros
O nos ensombrecían un momento

Pero sé que conozco lo esencial
Ese brillo en lo oscuro de tus ojos 
Esa forma consciente de respirar la vida

Te conozco y te añoro
-Serio, lúcido, alegre-
Ya desde que tu chispa ha vuelto al fuego
Y no puedo volar con ella sin quemarme

Igual que me sucede con todos los que amaba y que se han ido
Te has llevado un pedazo de carne de mi carne
Y has dejado un remiendo en estas alas 

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